La resolución del Parlamento Europeo revela las contradicciones de una Europa decadente
Lejos de estar motivada por una simple preocupación por la defensa y la promoción de los derechos humanos y la libertad de expresión y de prensa, esta resolución, supuestamente votada a iniciativa de un grupo parlamentario de izquierdas, « se inscribe claramente en una campaña para empañar la imagen de Marruecos y frustrar sus intereses supremos y sus ambiciones legítimas, su emergencia como potencia regional en la orilla sur del Mediterráneo que ensombrece al antiguo vecino », destacó Tamek en una tribuna titulada “El descrédito moral de una Europa decadente ».
Como prueba de las malas intenciones de esta resolución, Tamek mencionó el hecho de que « planteaba cuestiones que nada tienen que ver con el objetivo que perseguía ».
Así, el texto aprobado por el Parlamento Europeo llegó a « reprochar a Marruecos la ‘ocupación del Sáhara Occidental’, la ‘marginación del Rif’ y su gestión de la cuestión migratoria transmediterránea (a pesar de que la Unión Europea y sus Estados miembros siempre han apreciado su cooperación en este ámbito) », subrayó Tamek, señalando que la resolución « llegó a hacer del caso ‘Radi’ un pretexto para agredir al Reino ».
« Las contradicciones flagrantes y los trucos sucios de una Europa decrépita no son más que signos y pruebas de que, a los ojos de la opinión internacional, no es, y por tanto nunca ha sido, la autoridad moral que pretende ser », argumentó.
Esta política de geometría variable demuestra que « en lugar de ocuparse de sus propias contradicciones, Europa intenta vanamente dotarse de una nueva salud moral, teniendo la audacia de juzgar la situación de los derechos humanos y de la libertad de opinión y de prensa en un Estado soberano con sus propios mecanismos de prevención de las violaciones de los derechos humanos y de las libertades, y de arrojar sospechas sobre sus instituciones judiciales cuya independencia está garantizada por su Constitución », machacó Tamek.
Para concluir, Tamek indicó que « parece que Europa, que, según admite, se encuentra en un avanzado declive económico y geoestratégico, carece ahora de todo crédito moral ».