Los intentos repetidos del régimen argelino de sabotear la visita del presidente francés Emmanuel Macron a Marruecos, que comenzó el lunes 28 de octubre, han fracasado. Todos sus esfuerzos por interferir en esta visita histórica terminaron en un rotundo fracaso.
A pesar de la movilización intensiva de sus medios de comunicación y servicios de inteligencia, el régimen argelino sigue acumulando derrotas diplomáticas frente a los éxitos de Marruecos. Estos fracasos destacan aún más la debilidad de Argelia y su incapacidad para contrarrestar la dinámica marroquí en el escenario internacional.
Por su parte, Marruecos avanza con confianza en la escena mundial, sumando nuevos logros en el apoyo a su causa nacional en el Sahara. Mientras tanto, el régimen argelino parece atrapado en un ciclo de derrotas, obligado a agotar sus recursos en la promoción de narrativas infundadas y en intentos inútiles de interferencia.
Fiel a su estilo, el régimen argelino no ha dudado en gastar miles de millones en campañas de propaganda que se ven destrozadas por la solidez de los hechos.
Con cada derrota diplomática, se hace cada vez más evidente que Argelia está malgastando su riqueza en una lucha perdida, sin reconocer que sus métodos obsoletos ya no son efectivos ante los avances de Marruecos tanto a nivel regional como internacional.