Todos los ciudadanos afectados por el terremoto están protegidos, incluso en caso de mal tiempo
Todas las medidas han sido adoptadas, de conformidad con las Altas Instrucciones de Su Majestad el Rey Mohammed VI, para proteger a las poblaciones afectadas por el terremoto, que ha sacudido varias regiones del Reino, y prevenirlos especialmente en caso de mal tiempo, según indican varias fuentes concordantes in situ.
Así, se instalaron tiendas de campaña en todas las aldeas afectadas por el terremoto, especialmente en la comuna de Adasil, en la provincia de Chichaua, una de las zonas más damnificadas por el desastre natural.
Gracias a los esfuerzos de todos los participantes, se procedió al realojamiento en tiendas de campaña a todos los habitantes, cuyas casas fueron total o parcialmente demolidas por el seísmo, lo que les permitiría protegerse también contra toda eventual intemperie, precisan las mismas fuentes.
La misma dinámica de realojamiento se observó en las otros pueblos y aduares afectados por el terremoto que, según un último balance oficial provisional, causó 2.946 muertos y 5.674 heridos.
Estos esfuerzos fueron muy elogiados por los beneficiarios cuyas casas fueron destruidas o sufrieron grietas.
En declaraciones, varios habitantes se felicitaron de la Alta Solicitud de la que Su Majestad el Rey Mohammed VI no cesa de rodear a los ciudadanos en todas las circunstancias.
Expresaron también su satisfacción por la respuesta firme, rápida y voluntarista de las autoridades públicas para garantizar el alojamiento de las poblaciones afectadas con el fin de protegerlas contra las condiciones climáticas inestables en esta zona montañosa.
El acceso a los pueblos y a los aduares siniestrados está garantizado gracias a la movilización ejemplar y continua de las autoridades locales, las Fuerzas Armadas Reales, la Fundación Mohammed V para la Solidaridad, la Media Luna Roja Marroquí, la Gendarmería Real, las Fuerzas Auxiliares, elementos de Protección Civil y otros intervinientes.
Se han emprendido esfuerzos colosales que permitieron, pocas horas después del terremoto, llegar a entregar víveres y ayudas alimentarias a las poblaciones damnificadas, por vía aérea y terrestre.