En los últimos días, las autoridades locales de Casablanca han llevado a cabo una importante operación de control urbano que resultó en el cierre de varios apartamentos residenciales transformados, sin autorización, en lugares de culto o centros de reunión religiosa. Esta medida se enmarca en una estrategia nacional de regulación del espacio urbano y de mantenimiento del orden público.
Según fuentes locales, la intervención tuvo lugar en distintos barrios densamente poblados de la ciudad. Las inspecciones revelaron que varios pisos habían sido modificados estructuralmente para albergar oraciones colectivas o encuentros religiosos, sin autorización previa ni medidas de seguridad.
Las autoridades han aclarado que esta medida no busca limitar la libertad de culto, sino evitar el uso indebido de viviendas con fines distintos a los habitacionales, lo cual podría generar riesgos de seguridad, incendios, colapsos o alteraciones del orden.
También se recordó que los lugares de culto oficiales deben cumplir con normas precisas de capacidad, ventilación, seguridad y adecuación urbanística, lo que no es posible garantizar en espacios improvisados.
Muchos vecinos han aplaudido la intervención, manifestando que los apartamentos en cuestión generaban molestias, aglomeraciones e incluso sospechas sobre actividades no declaradas.
Esta operación refleja la intención de las autoridades marroquíes de fomentar un urbanismo regulado y respetuoso del tejido social, reafirmando al mismo tiempo su compromiso con la libertad religiosa dentro del marco de la ley.

